Al revés viejo seníl, la peste es la pacotilla de escuadroneros a los que el pueblo finalmente les perdió el miedo y exige a Funes que los haga pagar hasta el último centavo que se robaron.
El siguiente artículo tomado de Raices
no puede estar mas al punto.
La reforma fiscal que se propone el gobierno del presidente Mauricio Funes de salir avante significaría un buen paso para la concreción del esperado cambio en El Salvador. Es significativo que hasta ahora quienes se oponen abiertamente al intento sean los mismos de siempre, los que han vivido a costillas del pueblo.
El mandatario afirmó en cadena nacional que la aprobación del paquete de reformas, que incluye nuevas tasas de impuestos a bebidas alcohólicas, cigarrillos y artículos de lujo –como yates-, entre otros, equivaldría la conquista de al menos 400 millones de dólares que pueden ser invertidos en el área social, en especial educación y salud.
Los “gorrones”, que denunció en años recientes un ex embajador gringo en el país, han puesto el grito en el cielo, al igual que la canasta cotidiana de tinterillos de medios de comunicación de derecha, entre ellos algunos izquierdistas arrepentidos, que salvequean con el fantasma de la huida de los capitales locales e internacionales.
Esta pacotilla prefiere que las cosas continúen como siempre, pero comienzan a rasgarse las vestiduras con la publicación de que el anterior gobierno del locutor deportivo Elías Antonio Saca gastó más de 200 millones de dólares por encima de lo aprobado para la Presidencia de la República.
Ahora, como es un gobierno de izquierda, sí es necesario que los gastos sean fiscalizados, pero estos mismos tinterillos no dijeron ni jota durante los últimos 20 años de gobiernos de derecha. Para profundizar la democratización del país sería bueno que este gobierno asuma –tal como lo ha advertido- que las cuentas sean claras.
De esa manera, cualquier partido que asuma la conducción del Ejecutivo de aquí en adelante tiene que respetar la ley, pero tampoco dejemos pasar la grave falta cometida por los anteriores gobiernos derechistas que se sirvieron con la cuchara más grande mientras nuestros hermanos pasaron hambre y miseria. Exijamos justicia.
Es tiempo, compatriotas, que demandemos una nueva forma de ejercer el poder, de cara a la ciudadanía. Que se instaure un régimen de justicia social y económica, y con participación de los sectores que por décadas han sido marginados. Que el que tenga más que pague más, para beneficio de la colectividad.
Y los ladrones, del pasado y del presente, al bote.
El siguiente artículo tomado de Raices
no puede estar mas al punto.
La reforma fiscal que se propone el gobierno del presidente Mauricio Funes de salir avante significaría un buen paso para la concreción del esperado cambio en El Salvador. Es significativo que hasta ahora quienes se oponen abiertamente al intento sean los mismos de siempre, los que han vivido a costillas del pueblo.
El mandatario afirmó en cadena nacional que la aprobación del paquete de reformas, que incluye nuevas tasas de impuestos a bebidas alcohólicas, cigarrillos y artículos de lujo –como yates-, entre otros, equivaldría la conquista de al menos 400 millones de dólares que pueden ser invertidos en el área social, en especial educación y salud.
Los “gorrones”, que denunció en años recientes un ex embajador gringo en el país, han puesto el grito en el cielo, al igual que la canasta cotidiana de tinterillos de medios de comunicación de derecha, entre ellos algunos izquierdistas arrepentidos, que salvequean con el fantasma de la huida de los capitales locales e internacionales.
Esta pacotilla prefiere que las cosas continúen como siempre, pero comienzan a rasgarse las vestiduras con la publicación de que el anterior gobierno del locutor deportivo Elías Antonio Saca gastó más de 200 millones de dólares por encima de lo aprobado para la Presidencia de la República.
Ahora, como es un gobierno de izquierda, sí es necesario que los gastos sean fiscalizados, pero estos mismos tinterillos no dijeron ni jota durante los últimos 20 años de gobiernos de derecha. Para profundizar la democratización del país sería bueno que este gobierno asuma –tal como lo ha advertido- que las cuentas sean claras.
De esa manera, cualquier partido que asuma la conducción del Ejecutivo de aquí en adelante tiene que respetar la ley, pero tampoco dejemos pasar la grave falta cometida por los anteriores gobiernos derechistas que se sirvieron con la cuchara más grande mientras nuestros hermanos pasaron hambre y miseria. Exijamos justicia.
Es tiempo, compatriotas, que demandemos una nueva forma de ejercer el poder, de cara a la ciudadanía. Que se instaure un régimen de justicia social y económica, y con participación de los sectores que por décadas han sido marginados. Que el que tenga más que pague más, para beneficio de la colectividad.
Y los ladrones, del pasado y del presente, al bote.
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