Para 1998, la delincuencia y las estructuras del crimen organizado ya tenían en zozobra a la población.
Desde entonces el discurso antidelincuencial se hizo político: Fran cisco Flores ofreció en su campaña “Mano dura” y Antonio Saca la “Súper mano dura”.
Sin embargo, fue en el periodo de Saca y de la “Súper mano dura” cuando la inseguridad, el crimen y la impunidad se apoderaron de las ciudades y cantones.
Solo en el periodo de Saca fueron asesinadas alrededor de 19 mil personas. Y eso que para el “combate a la delincuencia”, Saca
creó el Ministerio de Seguridad Pública y Justicia, donde colocó a su principal socio, René Figueroa, y a Rodrigo Ávila, quien pasó a ser por segunda vez Director de la PNC.
El auge delincuencial se convirtió en un negocio para muchos
miembros de ARENA, quienes crearon muchas empresas de seguridad
privada. Hasta la fecha, en el país o p e r a n 4 1 6 empresas de ese tipo, con unos 25 mil agentes privados, muchos más
que los 18 mil policías de la PNC.
El Salvador ha quedado como rehén de mafias de cuello blanco, ahora patrones de jefes policiales, fiscales, jueces y hasta de magistrados de derecha.
ARENA hizo y sigue haciendo negocio del crímen, sus lloriqueos y berrinches ante las acciones del gobierno actual en el manejo de las políticas de seguridad son sólo una descarada hipocrecía y un caballito de batalla para atacar al nuevo gobierno.
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